La clorofila facilita el desempeño de las funciones de defensa por parte de las células del sistema inmunológico.
Evita flatulencias, mal aliento y pesadez estomacal, ayudando a su vez a mejorar la digestión.
También tiene la capacidad de alcalinizar la sangre, convirtiéndose así en un medio menos propicio para el desarrollo del virus y bacterias. Esta sustancia protege el colon, el hígado, el estómago y la vesícula y ayuda a eliminar el exceso de ácido.